(Prensa Mintur).- Escribo sobre esta
noticia local que traspasó las fronteras patrias para ser un
acontecimiento internacional sobre uno de los “íconos” culturales de la
ciudad de Mérida, no la extremeña de España, sino la serrana, cristiana y
cultísima ciudad de los caballeros medioevales de Santiago de Tatuy,
que fundó el caballero de la capa roja y la espada en cruz proveniente
de la ciudad de Emérita Augusta para orgullo posterior de la altiva y
cristiana godarria merideña y de su ilustrísima y docta academia
universitaria.
La noticia publicada en la BBC digital(*) refiere al cierre temporal
de la Heladería Coromoto, orgullo de Venezuela para el mundo de los
records Guinness, solo comparable con Luis Aparicio, otro ícono
nacional, ubicado en el Salón de la Fama del Béisbol USA en Cooperstown,
Nueva York.
La verdad verdadera no es la que publica la BBC Mundo y que está
siendo difundida masivamente por los medios nacionales y del mundo,
internet y las redes sociales de todos los opositores que se enteraron
de esta fría noticia como si el Pico Bolívar y su glaciar se hubiese
desprendido sobre la ciudad de Mérida. Lo que ocurrió fue que el señor
Manuel da Silva, dueño de la heladería La Coromoto, cerró su
establecimiento aduciendo falta de leche, lo cual no es cierto porque la
producción de helados en la ciudad es normal. Da silva seguramente
tiene en sus anaqueles disponibilidad suficiente de leche y lo que se
difundió por la mediática transnacional no fue una broma hecha al
gobierno de Maduro en el día de los santos inocentes, sino que la
verdadera intención es otra y es de orden político. Veamos.
Este señor nunca ha abierto su heladería durante los días navideños,
porque él utiliza estos días vacacionales para viajar a su nativa y
querida Portugal todos los años, como siempre lo ha hecho. De eso dan
cuenta los merideños y los turistas que jamás se han comido uno de los
863 helados en navidad ni en las pascuas, menos en año nuevo y
subsiguientes días.
Esta es la verdad, la única verdad; lo que ocurre es que Manuel da
Silva es un ciudadano opositor, con todo el derecho para serlo, con la
diferencia que está diciendo un embuste y su acción fue programada,
mediáticamente programada en los circuitos de la guerra de baja
intensidad contra el actual gobierno. Manuel da Silva ya no es un
heladero Guinness que vende helados artesanales como el simpático y
popular “portu” que fue, sino que ahora es un heladero guarimbero que
dice mentiras políticas; de paso, metido a oportunista y pescando en río
revuelto, como un artista de televisión tarifado o un “estudiante de la
ULA torturado” a punta de dólares USA o un autoexiliado perseguido por
el régimen chavista en Miami Beach o en Orlando.
Las demás heladerías de la ciudad de Mérida como Vivaldi, “Mimos” y
sus sucursales están funcionando normalmente. Así mismo las novedosas
“gelaterías” de inversión merideña como las “Cremeri” que están
ofreciendo sus productos al público o las cadenas de yogurt: Yoguen Fruz
tienen abiertas sus negocios al público merideño y turístico.
El problema con el desabastecimiento es fácilmente explicable. Si una
heladería, que no es el caso de la Coromoto merideña, no abre sus
puertas no es porque el gobierno no importa suficiente leche y azúcar,
sino porque el aparato económico que simpatiza con la oposición, junto
con sectores de la economía devastadora de la población, consideran que
“este país se jodió” porque el gobierno quiere que todo sea barato y
para ellos es mejor un país dolarizado “a juro” como ocurre en Colombia.
La economía neoliberal funciona depredadoramente en el país como no
sucede en el resto del mundo capitalista del planeta. En los mercados
privados y de sectores populares hay escasez, pero en los mercados
paralelos altamente privatizados por la gula especulativa hay de todo,
incluso para el contrabando de extracción, ¿cómo se explica eso?
El mercado paralelo de la inmoralidad tiene secuestrado lo que el
gobierno importa, lo que compra en el país, lo que produce y lo que
vende barato. El libre mercado democráticamente especula y roba. Atraca
de manera ruin a precios infames, y a todos por igual, a opositores y a
chavistas, a pobres y a ricos. Es la libertad del comercio ensayando su
voraz tenaza desestabilizadora antes del golpe definitivo, tipo Chile de
1973.
Lo paradójico es que la oposición, gran responsable en alto grado de
la maldita crisis que nos consume, no es capaz de mirar la realidad de
manera honesta y cristiana; tiene atravesada una viga entre ojo y ojo.
Por eso no ven, eso explica su progresiva ceguera y su desmedida
ambición que se han institucionalizado en todos los estamentos sociales
como un cáncer que va aniquilando el arroyito de moralidad que nos
quedaba. Capitalismo salvaje es la inoculación para acabar con todo
aquello que huela a justicia social, inclusión y a solidaridad humana.
Esta es la gran mentira del guarimbero Manuel da Silva, dueño de los
863 sabores de mentiras cuajadas, de cauchos quemados saboreados en humo
callejero, de miguelitos en tachuela azucarada con cerumen de orejas de
Mickey Mouse, de basura acumulada con aceite de carro, de plomo fundido
de fusil con mirilla telescópica, etc.
Qué pena que en la heladería La Coromoto de Mérida, la virgen Patrona
de Venezuela esté llorando desconsolada con la mentira de Manuelito da
Silva y su novedoso sabor 864 hecho de pura mentira con leche pasada o
“cream piché”.
(*) La mentira publicada en el mundo de la mediática transnacional se puede consultar en la siguiente dirección:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/12/141227_venezuela_cierra_heladeria_mas_sabores_fp?ocid=socialflow_twitter
Autor: Pedro Rivas
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